Covid-19: La situación epidemiológica es estable y el gobierno tomará las medidas oportunas para proteger la salud de las personas y la economía (Baitas)
Dr. Mario H. Concha Vergara, Ph.D. – Docente, Chile
Las personas de 60 años o mayores realizan valiosas aportaciones a la sociedad como miembros activos en la fuerza de trabajo y en sus familias.
Aunque la mayoría de las personas mayores tienen una buena salud mental, muchas corren el riesgo de presentar trastornos mentales, enfermedades neurológicas o problemas de consumo de sustancias, además de otras afecciones, como la diabetes, la hipoacusia o la artrosis. Por otra parte, a medida que envejecemos aumentan las probabilidades de que padezcamos varias afecciones al mismo tiempo. Sin embargo, el 85% de los llamados ancianos son personas completamente normales y capaces de prestar grandes servicios a la humanidad.
En estos momentos, en que existe una gran pandemia de Covid-19 los llamados ancianos, adultos mayores, o personas de la tercera edad, corren según la OMS (Organización Mundial de la Salud), mayor riesgo de enfermedad grave por coronavirus 2019 (COVID-19). Muchos de estos llamados ancianos, más bien miles, millones, pensamos que las etapas etarias deberían cambiar en gran parte del mundo debido a que estas personas son, en realidad, de una gran experiencia y mayor significancia debido a su más amplia sabiduría y debido a sus experiencias de vida; además, las personas están viviendo cada día más lo que significa también algunos cambios en las leyes sociales.
Esto de que hay más posibilidad de que los ancianos se contagien más que los jóvenes es bastante discutible; en Chile, por ejemplo, según el Ministerio de Salud de ese país, el 73% de la población contagiada por el Covid-19 cuenta con edades que fluctúan entre los 19 y 50 años de edad. En España e Italia, el porcentaje de contagios es muy similar al existente en Chile. Todo esto significa la necesidad de una vacuna segura y eficaz con protección directa como se hizo con la influenza, donde los grupos de alto riesgo se vacunan para prevenir enfermedades, y protección indirecta, donde aquellos en contacto con individuos de alto riesgo son vacunados para reducir la transmisión. La mortalidad es más alta en los mayores de 60 debido a que ellos registran complicaciones con muchas enfermedades crónicas.
Según un artículo en la revista Sciencie para el COVID-19, se están utilizando modelos matemáticos estructurados por edad, con patrones de contacto realistas para explorar diferentes planes de vacunación sabiendo que las dosis pueden estar limitadas al principio y, por lo tanto, deben implementarse estratégicamente. Pero, cuando los suministros crezcan lo suficiente como para contemplar una estrategia de protección indirecta, “las recomendaciones de estos modelos dependen de los detalles de cómo y qué tan bien funcionan estas vacunas y en qué grupos de personas”.
Hay que ampliar los esfuerzos para lograr una protección indirecta; esto se lograría ampliando los esfuerzos existentes o planificando nuevos estudios que sean capaces de generar los datos necesarios para abordar estas cuestiones. Los científicos piensan que hay que ser muy cuidadosos en esto de proporcionar vacunas. Los ensayos con las vacunas, controlados y aleatorios podrían entregar resultados con estimaciones tempranas, dejando incertidumbres por los tal vez amplios intervalos de confianza, lo que dejará una incertidumbre sustancial sobre los efectos reales en los subgrupos de alto riesgo.
“Esta incertidumbre, dice Science, sería mayor en los análisis provisionales que se basan en el número de eventos en toda la población del ensayo y puede agravarse si los participantes de alto riesgo son más cautelosos y tienen una menor exposición a la infección”, lo cual, ciertamente puede reducir su contribución a las estimaciones de eficacia. Es así que para tratar con eficacia a los grupos de adultos mayores, que estén en alto riesgo de contraer el Coronavirus-19 se debe establecer, dice Sciencie, que estén bien representados estableciendo objetivos mínimos de inscripción para los ensayos. “Los ensayos de vacunas con análisis intermedios tempranos que planean interrumpir la asignación al azar y vacunar a los participantes del placebo después de declarar la eficacia son más propensos a la incertidumbre del subgrupo”, dice el artículo.
La OMS conservará el seguimiento controlado con placebo hasta el mes 12 o cuando se despliegue una vacuna eficaz a nivel local durante el ensayo de la vacuna. Pero, además, dependiendo de dónde se realicen los ensayos y “si la vacuna se vuelve rápidamente disponible en cantidades suficientes después de la autorización de uso de emergencia en la población que se somete al ensayo”, podría resultar poco ético o poco práctico pedir a los participantes de algunos subgrupos que renuncien al acceso a una vacuna disponible.
Los metanálisis pueden sintetizar los resultados en todas las ubicaciones para mejorar la precisión de las estimaciones de efectos específicos de subgrupos para las vacunas candidatas evaluadas en múltiples ensayos, como la vacuna Oxford-AstraZeneca que se está estudiando en el Reino Unido, Sudáfrica, Brasil y los Estados Unidos. Los ensayos de fase en curso identificarán más de una vacuna segura y eficaz para su aprobación y despliegue regulatorios. De esta manera los estudios posteriores a la aprobación asumirán un papel importante para la evaluación continua de la eficacia de la vacuna, tal como se hizo con las vacunas de la influenza y otras que fueron exitosas. Se requiere acumular mayor evidencia sobre la eficacia específica de subgrupos con los estudios observacionales posteriores a la aprobación.
Estas observaciones incluyen la vigilancia activa de grupos de alta prioridad de hogares de ancianos o instalaciones ad-hoc, como se ha hecho para la influenza, enfermedad grave con una alta mortalidad antes de la vacuna. Para establecer estos sistemas, los investigadores pueden usar la vigilancia continua de la influenza. Convenientemente, estos programas pueden monitorear simultáneamente más de una vacuna, lo que permite evaluar sus méritos relativos y de esta manera salvar la vida de miles de ancianos expuestos a la pandemia.
La disponibilidad de una vacuna eficaz y segura será disponible seguramente hasta 2004; todo lo anterior serán, realmente ensayos; esta será limitada, por lo que varios comités de expertos están explorando planes estratégicos de priorización. Los trabajadores de la salud deben ser un grupo común de primer nivel prioritario para obtener la vacuna, lo cual significa preservar los sistemas de salud al proteger a quienes los administran. Luego, la prioridad es proteger directamente a quienes corren mayor riesgo de muerte u hospitalización cuando se infectan: específicamente, a los miembros de la tercera edad.
La estrategia anterior, será óptima para reducir la mortalidad incluso si la vacuna es algo menos efectiva en estos grupos. Pero, si la vacuna ofrece poca o ninguna protección en los grupos de alto riesgo pero, es capaz de reducir la infección o la posibilidad de ella, en los adultos más jóvenes, podría preferirse una estrategia indirecta si los suministros de vacunas son lo suficientemente grandes. “El peor de los casos para una vacuna eficaz es aquel que reduce la enfermedad en los adultos más jóvenes, pero no brinda protección directa ni indirecta a los grupos de alto riesgo, dejando en riesgo a los más vulnerables”, dice Sciencie.
Al evaluar los méritos relativos de otros productos conocer las características de la vacuna es importante Sobre esto es importantes saber que hay muchas vacunas candidatas en desarrollo que utilizan una combinación de tecnologías innovadoras y existentes. Aunque ellas pueden variar en sus características, es necesario tener evidencia confiable sobre protección directa e indirecta que sea capaz de ayudar a planificar cómo usar estas vacunas de manera coordinada.
Finalmente, hay que considerar que los más ancianos o viejos, o miembros de la llamada tercera edad no son los culpables de la transmisión del virus aunque son sus principales víctimas fatales debido a que son contagiados por parientes más jóvenes, personas más jóvenes o gente ignorante que no entiende cómo actúa el virus del Covid-19.