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Los relatos del Corán (o de los Profetas), Hoy: LOT[1] (30), de: Muhammad Ahmed Jad al-Moula Muhammad Abu al-Fadel Ibrahim Ali Muhammad al-Bajaoui Al-Saïd Chahata Traducido al español por Said Jedidi (Dar Al Kutub Al Ilmya- Beirut)

Especial Ramadàn

¿Qué error habían cometido Lot y los suyos?

Lot no hizo más que execrar las acciones perversas de sus conciudadanos, santificándose de sus oprobios y retirarse de sus ignominias, incitándolos a seguir el camino de la verdad y a volver a Allah.

Al presentir su insumisión y su tendencia hacia el mal, Lot los aconsejó infructuosamente temer el castigo de un día convenido. Hacían oído de mercader ante sus múltiples e insistentes advertencias y llamamientos a tomar muy en serio las represalias del Señor.

A pesar de todo, Lot no perdió en ningún momento la esperanza de convencerlos a volver a la razón. Día y noche predicaba, anunciándoles que las consecuencias de sus malas acciones y de sus perjuicios, serán grave, perseverando ellos en el error y en el extravío, rechazando escuchar la voz de la razón, manifestando su rigurosa adhesión a sus acciones perversas y provocando a Lot, pidiéndole irónicamente provocar el castigo con que les amenazaba e infligirles lo que merecían como lo pretendía.

Lot pidió a Allah de Ayudarle contra esta gente corrupta y corruptora, infligiéndola un castigo cruel. Por ser obstinados y paganos, le solicitó desencadenar contra ellos la retribución conveniente.

En efecto, Allah los Castigaría según su insolencia, porque, en realidad eran como una epidemia de cuya proliferación se toman las precauciones o incluso como un órgano podrido del que se debe extirpar una ablación. Eran corruptos que sembraban la inmoralidad en la tierra de Dios, impidiendo a la gente seguir el camino recto y desoyendo las admoniciones del mensajero, rechazando definitivamente seguir el camino de la verdad.

Allah Escuchó la rogatoria de Lot, Tomando en consideración su solicitud y Enviando a Sus Emisarios a la ciudad, embriagada del vicio y la maldad. La verdad es que los habitantes eran inicuos por lo que merecieron el castigo. Al comienzo los emisarios visitaron a Abraham, pensando éste que se trataba de huéspedes de paso a los que debía acoger con honores y tratar con miramiento. Al invitar a sus huéspedes a compartir la comida con él, se retiraron. Entonces se asustó; inquieto por su aspecto, pero permaneció silencioso. Al constatar su aparente perturbación, le dijeron: “No temas. Somos emisarios del Señor. Te anunciamos, en tanto que buena noticia, el nacimiento de un hijo lleno de sabiduría”. A raíz de lo cual se sintió aliviado, disipándose su inquietud. Reuniendo sus fuerzas les preguntó: “¿De qué se trata, o mensajeros? Respondiendo ellos: “Hemos sido enviados para un pueblo criminal que se niega a escuchar la razón y el llamamiento de Lot y que, a raíz de su insumisión, se convirtió en pagano. Vamos a infligir a esta gente un castigo perpetuo como retribución a los actos reprensibles que había cometido como, entre otros, la abominación, la infamia, la homosexualidad, la traición, la maldad y los atracos. Vamos a hacer que mueran los habitantes de esta ciudad que son inicuos”.

Abraham se sintió triste hasta el punto de que se disponía a pedirles acordar a esta gente un plazo y postergar el castigo, tal vez vuelvan hacia Allah a arrepentirse del grave pecado del que fueron los primeros en cometer desde la existencia de la humanidad.

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