Maravilloso dirigir la política de este bello país Por Dr. Mohamed Bouissef Rekab

Marco Aurelio –emperador de Roma desde el año 161 hasta su muerte en el año 180 de la era cristiana- afirmó lo siguiente: “Recuerda siempre esto: para vivir felizmente basta con muy poco”.

Nuestro país, Marruecos, no es que tenga “muy poco”, porque sí que la naturaleza nos ha mimado en muchos aspectos. Pero lo que tenemos está muy bien gestionado; perfectamente bien distribuido. Los proyectos que se realizan, después de minuciosos estudios, van de acuerdo con lo que la nación posee con la intención de aumentar la riqueza de los ciudadanos en todos los aspectos posibles. Cuando las ideas son claras y las intenciones van a favor de la mayoría, los resultados son increíbles; se consigue lo siguiente de manera provechosa y sorprendente: el que no tenía un puesto de trabajo, lo consigue y, pasando de no poder comprar una camisa, sí adquiere la camisa y además el pantalón.

Para alcanzar esta estabilidad se necesita un cerebro que administre las posibilidades que hay en el país de manera lógica basada en el conocimiento, la experiencia y la buena fe. Sin estos ingredientes difícilmente se alcanzan los objetivos que se pregonan teóricamente.

Marruecos tiene una naturaleza extraordinaria. Mirando el mapa del país ya se puede asegurar que es un lugar privilegiado: limita con el océano Atlántico y el mar Mediterráneo, situación que le permite poseer un enorme litoral, bello e interesante; bello en cuanto al aspecto turístico y de ocio; interesante en cuanto a la pesca, uno de los aspectos más importantes para la alimentación del ser humano. Pero es que esto no es lo único que hace sorprendente a nuestro país, porque ahí están las alturas del Atlas y… allá, muy al fondo, cuando ya el verde se torna amarillento, y que las alturas se cambian por las enormes distancias arenosas, nos topamos con el Sahara. Por lo que nuestro país no es que tenga “muy poco”.

Estas alturas, el litoral y las distancias arenosas dan a Marruecos un aspecto físico muy variopinto que lo distingue de sus vecinos. Es una verdadera joya natural en bruto que está ahí y necesita que hombres y mujeres de bien sepan pulirla para obtener una reliquia. Todo depende de lo que el hombre desee y los objetivos que se fija.

Las influencias culturales son de distintos colores porque lo mismo está la cultura bereber (impregnada con la sabiduría de los judíos de Marruecos), que la árabe (empapada de conocimientos filosóficos y matemáticos) o la europea (que nos introduce en el mundo de la modernidad), ofreciendo a la ciudadanía una amplia gama de posibilidades para estar a la altura de los países más importantes de África.

Para dirigir este bello país están luchando los numerosos partidos políticos que se enfrentan en las urnas el día 8 de septiembre de 2021. El partido que obtenga 198 escaños de la Cámara de Representantes habrá conseguido la mayoría absoluta y por lo tanto podrá dirigir el gobierno que nazca de la elección del pueblo de Marruecos. Si no se cumpliera esta condición, tendríamos un gobierno de coalición, como ocurre en todas las democracias del mundo.

El país está en buenas manos para que todo lo que se dice, se cumpla. SM el Rey Mohamed VI lo tiene claro y ya lo ha declarado públicamente; depende del pueblo que tengamos un buen o un mal gobierno, por lo que aconseja encarecidamente al pueblo a votar como es debido; sabiendo a quién se está dando el voto y por qué.

Si todos nos centramos en estos datos que nos explica el Monarca, Jefe del Estado marroquí y artífice de esos grandes proyectos de los que hablamos más arriba, sin lugar a dudas se obtendrán resultados muy positivos; porque si la cabeza es buena y los miembros también (léase los ministros de turno), el país puede volar hacia un futuro extraordinario. Con lo que posee el país se puede vivir felizmente el resto de sus días.

Así pues, no es menester poseer el oro del mundo para alcanzar la felicidad, basta con saber buscarla allá donde pueda estar.