Como todos los países, Marruecos sufre, desde 2021 hasta la fecha, las repercusiones de un aumento incesante de la inflación que ha provocado importantes pérdidas en términos de poder adquisitivo.
En este sentido, el CESE en su último informe anual dedicó un punto de vigilancia de alcance económico y prospectivo, recomendando una serie de acciones a realizar para reducir los efectos nocivos de este shock sobre la economía nacional y el nivel de vida de los marroquíes.
Para nuestro país, si los importantes incrementos de precios observados desde 2021 siguen siendo principalmente de origen externo, ello no impide sin embargo notar efectos amplificadores a nivel interno, sobre todo porque durante los últimos tres meses de 2022 los incrementos de precios se transmitieron a no -productos negociables. Entre los factores internos, se destaca el problema de la falta de organización de los mercados de productos agrícolas y la multiplicidad de intermediarios. En el mismo sentido, y en relación con el mercado interno de hidrocarburos, resulta procedente la aceleración de los trabajos de investigación a nivel sectorial, a fin de pronunciarse de manera expresa sobre la existencia o no de prácticas anticompetitivas por parte de los operadores.
Teniendo en cuenta la naturaleza de la inflación que sufre nuestro país, y en un contexto en el que los indicadores de actividad económica indican la ausencia de fuertes presiones de la demanda interna sobre los precios, los poderes públicos han tomado medidas específicas a corto plazo, con el fin de mitigar los efectos de presiones inflacionarias. Estos incluyen, entre otros, hacerse cargo del aumento de los precios de los bienes subsidiados por el mecanismo del Fondo de Compensación, la firma en abril de 2022 de un acuerdo en el marco del diálogo social que prevé la mejora de los ingresos en los sectores público y privado sobre dos años, sin mencionar el apoyo otorgado a los transportistas y el mantenimiento de las tarifas eléctricas. Paralelamente a estas medidas, Bank Al-Maghrib elevó recientemente su tipo de referencia en 50 puntos básicos, una acción que va en la dirección de evitar un desanclaje de las expectativas de los agentes económicos en relación con la evolución futura de los precios.
No obstante, y ante la continuada subida de precios, la situación actual exige la puesta en marcha de medidas directas de mayor impacto.
Así, para reducir el impacto de los repuntes inflacionarios que vive nuestro país, el ESEC ha formulado un conjunto de recomendaciones, a corto y mediano plazo.
En cuanto a las acciones de carácter inmediato, se debe considerar la distribución de ayudas específicas a las categorías más vulnerables, el mantenimiento de los derechos de aduana sobre determinados productos básicos importados en niveles bajos, así como el refuerzo del control del respeto de la competencia en los distintos sectores, en particular los relacionados con los artículos de primera necesidad y los productos básicos, con sanciones suficientemente disuasorias en caso de infracciones.
A medio plazo, y con el objetivo de contener futuras fases de subida de precios, el ESEC recomienda, en particular, a:
– Acelerar la implementación del registro social unificado (RSU) para optimizar la orientación de la ayuda a los más desfavorecidos;
– Estudiar la posibilidad de crear un fondo de estabilización permanente ante choques mayores;
– Invertir más en las capacidades de almacenamiento interno de productos energéticos y considerar los posibles métodos para movilizar las capacidades de almacenamiento de SAMIR;
– Llevar a cabo la reforma y organización de espacios para la comercialización de productos agrícolas;
– Estudiar la viabilidad de crear una empresa nacional de transporte marítimo de carga;
– Poner en marcha un observatorio de precios y márgenes de productos básicos y de primera necesidad.