La Solidaridad Inquebrantable del Rif: Un Faro de Esperanza en Tiempos de Adversidad
Permítaseme aclarar desde un principio que mi identidad carece de relevancia en el contexto actual. Quién soy, de dónde vengo o cuál es mi trayectoria son aspectos menores en comparación con la revelación que está por venir. A excepción de una única hermana, quien ha estado hospitalizada durante los últimos 11 meses en Nuakchot antes de decidir regresar a nuestra nación, Marruecos, el resto de mi amplia familia (compuesta por 15 miembros, entre parientes cercanos y aquellos más distantes) sigue cautiva del Polisario en los campamentos de Tinduf. Sin embargo, esta triste realidad permanece en la sombra para aquellos que confían en los intrincados senderos de los « derechos humanos » que se proclaman en España y en la constantemente invocada « solidaridad » internacional, una solidaridad que parece dirigirse de manera exclusiva y preferente hacia una ínfima fracción de los saharauis.
La respuesta popular en Marruecos a la solidaridad casi se podría decir que no tiene igual.
Desde Tánger Al Guira, desde el viernes por la noche, los marroquíes viven al compás de lo que sucede en las zonas siniestradas. Los que tienen dan, los que no tienen sueñan con dar. Ambos viven con la lirada fija en Al Hawz y las localidades arrasadas, no pensando más que en poder poner su grano de arena en este océano de solidaridad y de compasión.
Ante lo cual, el adjetivo ¡admirable! se queda corto. Un pueblo entero, dispuesto a contribuir a paliar la tragedia. Casi medio millar de asociaciones, 1000 médicos y 1500 enfermeras. Todos voluntarios y que hubiesen podido ser más.
Un pueblo que quiere borrar las huellas del dolor y del sufrimiento. Un pueblo que, de diferente manera, hace llegar en todos los instantes del día a las victimas del terremoto que no están solas y que pueden contar con él.
Todo un pueblo… toda una epopeya… todo un ejemplo de amor al prójimo.
Tanto es así y la masiva respuesta de las donaciones materiales ara los damnificados de Al Hawz, muchos economistas prevén que Marruecos superará muy pronto la tragedia.