En realidad, hay una ambigüedad casi cierta en estas trastornadas relaciones entre los dos pueblos. Para España, pese a algunos indicios superficiales engañosos, Marruecos sólo existe en la agenda española como un tema político. En Marruecos, el caso o el tema, es que España es un pais vecino. Aquí está la diferencia, de un sentimiento muerto, el del político, por parte de España, a un sentimiento vivo y humano, el de la vecindad, por parte de Marruecos. Esto va por casi todos los temas que constituyen la agenda de las relaciones bilaterales. Además, la visión de las dos partes, cara a un entendimiento mutuo, no coincide siempre en algunos temas que requieren la atención en lo referente a lo que se denomina “socios”, especialmente en lo cultural.
En la actualidad, España es el segundo socio comercial y económico de Marruecos, después de que fue en el duodécimo lugar en 1976, incluso hace tres años llegó a ser el primero, antes de Francia, en la lista de los socios de Marruecos.