Tráfico de personas en los campamentos de Tinduf:
La infancia robada
Permítaseme aclarar desde un principio que mi identidad carece de relevancia en el contexto actual. Quién soy, de dónde vengo o cuál es mi trayectoria son aspectos menores en comparación con la revelación que está por venir. A excepción de una única hermana, quien ha estado hospitalizada durante los últimos 11 meses en Nuakchot antes de decidir regresar a nuestra nación, Marruecos, el resto de mi amplia familia (compuesta por 15 miembros, entre parientes cercanos y aquellos más distantes) sigue cautiva del Polisario en los campamentos de Tinduf. Sin embargo, esta triste realidad permanece en la sombra para aquellos que confían en los intrincados senderos de los « derechos humanos » que se proclaman en España y en la constantemente invocada « solidaridad » internacional, una solidaridad que parece dirigirse de manera exclusiva y preferente hacia una ínfima fracción de los saharauis.
El vertiginoso curso de los acontecimientos parece tener un
nefasto efecto sobre, tanto el mentor como el doméstico,
polisarista.
En la, cúpula del Polisario no son pocos los que “aconsejan” anticiparse a los acontecimientos.
El agua llega al cuello. El mentor parece tener otros gatos que azotar.
Como todas las imposturas, la del Polisario toca a su fin.
Los que en la, milicia aún conservan gramos de sentido común comienzan a contemplar una salida. Medio siglo inútilmente…
Para la milicia del Polisario comienza el momento de la verdad y el momento de la verdad es realismo, y unja solución realizable.
En los campamentos, los que preconizan otra cosa quela que impone Argelia saben que emprenden un camino indeterminado.
Un sobresalto de sentido común podría salvar a muchos destinos.