Cronica desde TindufFeatured

Mercenarios y quintacolumnistas españoles: Lo que queda a Argelia y su Polisario

Aclaro, de antemano que importa muy poco cómo me llamo, ni de donde soy ni como he llegado hasta aquí, sino lo que voy a revelar, porque a excepción de una sola hermana, internada hace 11 meses en un hospital de Nuakchot, antes de decidir regresar a su país: Marruecos, toda mi familia (15 miembros entre próximos y lejanos parientes) sigue, como la inmensa mayoría de su población, rehén del Polisario en los campamentos de Tinduf pero esto no lo sabrán a través de España y sus laberintos de “derechos humanos” y de “solidaridad’ internacional… preferente y casi exclusivamente con una ínfima parte de los saharauis.

Mientras sus hordas reprimen y asesinan a diestro y siniestro, viendo que algunas con ciencias comienzan a despertarse, la junta militar argelina intensifica, desde hace días, su recurso a mercenarios y quintacolumnistas españoles en las redes sociales.

Misión: desviar la atención de los españoles de los crímenes en el gulag argelino de Tinduf, escenarios de los más espeluznantes crímenes contra indefensos civiles y desarmados manifestantes.

A estas alturas, casi nadie, unos más que otros, ignora que el Polisario no es más que una vulgar milicia ejecutora de las ordenes e instrucciones de su mentor argelino.

Los familiares de los reprimidos o de los asesinados así lo condenan dirigiendo el dedo acusador hacia el comanditario antes de su asesino a sueldo.

La imagen de Argelia en juego. No pocos argelinos desaprueban este mafioso alineamiento de su gobierno con una sangrienta milicia que prefiere a sus víctimas civiles e indefensos.

Los crímenes del Polisario tienen lugar y tuvieron lugar siempre en suelo argelino, lo que implica directamente al régimen militar argelino en todas las atrocidades cometidas por su milicia.

Luego contarán guerras imaginarias y batallas alucinadas. La única guerra y la única batalla del Polisario es contra sus secuestrados en el Guantánamo argelino de Tinduf.

Reprimir, oprimir y luego mendigar ayuda humanitaria. El Polisario del horror.

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