Said Jedidi es periodista y escritor, embajador de la paz por el Circulo Universal de Embajadores de la Paz y presidente nacional (Marruecos) de la Asociacipn mundial de escritores en español
La verdad es que son muy pocos los árabes y musulmanes que esperaban una actitud de Occidente más decente respecto a sus causas y su destino.
No obstante, también pocos muy pocos árabes y musulmanes se imaginaban que pueden existir quienes votaran contra la paz en un organismo de paz: la ONU y que puedan llevar su tan injustificado odio y rencor para con ellos a extremos tan inmorales como contra productivos.
Nadie, eso sí, dudaba de su hipocresía, de su geometría variable y de su doble rasero, pero de allí hasta apoyar descarada e inhumanamente el bombardeo de los civiles, sus panaderías, sus mezquitas y sus hospitales era/es sobrenatural. Sin precedentes en la historia de la civilización y que acarrea/acarreará una nefasta consecuencia a la cohesión mundial y al dialogo de civilización.
Lo ha resumido el presidente turco cuando denunció que « los que derramaban lágrimas de cocodrilo por los civiles » en el conflicto en Ucrania, « hoy contemplan en silencio la muerte de miles de niños inocentes » en Gaza.
Más y peor: apoyan, respaldan y participan en el esfuerzo de guerra contra el indefenso pueblo palestino, creando una desconfianza y una parquedad que puede ser mortal para el futuro de las relaciones entre Occidente y el mundo árabe-musulmana y, probablemente todos los amantes de la paz y de la justicia que no son pocos.
Es, para decirlo de alguna forma, la única “victoria” de Israel en su actual genocidio contra la población civil palestina en Gaza.