Protestan y vuelven a protestar. Quieren recuperar su dignidad sahraui usurpada por Argelia y su Polisario
Aclaro, de antemano que importa muy poco cómo me llamo, ni de donde soy ni como he llegado hasta aquí, sino lo que voy a revelar, porque a excepción de una sola hermana, toda mi familia (15 miembros entre próximos y lejanos parientes) sigue, como la inmensa mayoría de su población, rehén del Polisario en los campamentos de Tinduf, pero esto no lo sabrán a través de España y sus laberintos de “derechos humanos” y de “solidaridad’ internacional… La situación de la población de estos campamentos es real y potencialmente inquietante. Atada a la vida, la gente se pregunta con qué derecho fue sometida a tantas humillaciones y a tantos atentados contra su dignidad saharaui. Cunde la desconfianza y la parquedad. Desaparecen trágicamente la solidaridad, la fraternidad y el amor al prójimo. La gente no busca más que sobrevivir para el día siguiente con la eterna pregunta de que si alguna ayuda humanitaria internacional u otra limosna haya llegado al campamento y, sobre todo, si les va a llegar.
Ante lo que considera una amenaza potencial a su proyecto desestabilizador en la región, el régimen argelino ha decidido poner “manos a la obra” y volver a invertir lo poco que le queda en la resucitación de su empresa que le ha valido la quiebra moral, política y sobre todo económica.
Tanto en los campamentos argelinos de Tinduf como fuera de ellos… allá donde hay un saharaui el MSP se perfila como solución idónea, realista y realizable.
El Polisario, sus verdugos, sus armas, sus milicias, sus cárceles, sus amenazas y su corrupción se han quedado sin mascara… al descubierto. La gente de este gulag argelino tema ahora lo peor. Si un bloguero por unas cuantas palabras ha pasado meses de mazmorra y un ex dirigente “desaparecido” hasta ahora por tan solo elevar la voz…
La gente teme. La gente reclama protección internacional. La gente exige libertad de afiliación y de elección. La gente… la gente… la gente quiere al MSP.
Argelia está en apuros. Nada le sale bien y el tiempo no apremia. Quiere imponer su “plan” antes de que se despierte el pueblo argelino.
En los campamentos de Tinduf son tiempos de hablar sin decir nada…