A mi peluquero le preocupa lo que llama “ingobernabilidad” en Marruecos, alusión a la incapacidad de formar un gobierno.
– La culpa es de todos
– ¡Ah, no!
– Déjame explicarte
– Te escucho
– A mi y a la inmensa mayoría de los marroquíes nos parece que lo del gobierno es lo último que inquieta a nuestros políticos
– ¿Tienes alguna fórmula mágica?
– No, pero si ideas y constataciones
– ¿Cómo qué, por ejemplo?
– Como a ningún político y a los que les manipulan parece interesar el destino de la ley de Finanzas que se va a atrasar, atrasando todos los intereses estratégicos de este país
– ¿Se te ocurre alguna solución?
– No. No soy quien debe imaginar soluciones. Ya ves donde estoy y a qué me decido. Otros dicen que es su tarea pero no hacen nada
– Unos no pueden, otros no quieren
– Todos en la misma bolsa. Hubieran hecho un esfuerzo para salvar los intereses de los marroquíes. Espero que esto sirva de lecciones para próximas elecciones.
– Yo siempre dije que en los partidos políticos marroquíes cambias al líder por otro peor.
– Ahora, más que peor, peligroso
– No te preocupes ¡hombre! que todo se va a solucionar
– Probablemente pero el mal está ya consumado: el retraso