Una poblacion sahraui que no escatima esfuerzo u ocasion alguna para expresar su marroquinidad y su apego y adhesion a su pais: Marruecos
Aclaro, de antemano que importa muy poco cómo me llamo, ni de donde soy ni como he llegado hasta aquí, sino lo que voy a revelar, porque a excepción de una sola hermana, toda mi familia (15 miembros entre próximos y lejanos parientes) sigue, como la inmensa mayoría de su población, rehén del Polisario en los campamentos de Tinduf, pero esto no lo sabrán a través de España y sus laberintos de “derechos humanos” y de “solidaridad’ internacional… La situación de la población de estos campamentos es real y potencialmente inquietante. Atada a la vida, la gente se pregunta con qué derecho fue sometida a tantas humillaciones y a tantos atentados contra su dignidad saharaui. Cunde la desconfianza y la parquedad. Desaparecen trágicamente la solidaridad, la fraternidad y el amor al prójimo. La gente no busca más que sobrevivir para el día siguiente con la eterna pregunta de que si alguna ayuda humanitaria internacional u otra limosna haya llegado al campamento y, sobre todo, si les va a llegar.
La pregunta es, a la luz de los precitados acontecimientos en torno al “error que se de subsanar lo antes posible” como lo calificó el ex ministro español de exteriores, Josep Piqué, es pertinente.
¿Quién se mata atentando contra la integridad territorial de Marruecos?
A primera vista, con una concepción simplista por haber sido mil veces deformada por ciertos círculos de prensa en España o en países como Venezuela y Cuba, es la banda del Polisario.
¡Error! Creada, financiada, armada y teledirigida y que ha provocado la quiebra socio-política-económica de su mentor, la milicia del Polisario no es más que un instrumento ejecutor de la alianza España/Argelia… una asociación anti-natural que, tarde o temprano, conducirà al primero a la situación del segundo. de hecho, ya hay los primeros indicios.
La primera salió (o expulsada) de la región desde la puerta grande (acuerdo tripartito de Madrid) pero nunca cesó, desde entonces, de una u otra manera, de buscar volver desde la pequeña ventana, mientras que la segunda busca desesperadamente una salida a su petróleo, gas y minerales a un puerto atlántico y la garantía del triángulo Hauza/Farsia/Mahbes, prolongación natural de su más importante yacimiento de hierro en la región de Tinduf donde tiene amontonada su milicia polisarista.
Argelia y sus ininterrumpidos atentados contra la integridad territorial de su vecino marroquí es de notoriedad pública, mientras que España, obrando discretamente perdió su serenidad cuando EE.UU. reconoció (por decreto) la soberanía de Marruecos sobre su Sahara, enviando, infructuosamente incluso, misiones a Washington para disuadir a la administración Biden de renunciar a aquél reconocimiento.
¿Por qué y a qué fin? Pedro Sánchez y su ministra de exteriores conocen la respuesta, pero prefieren, con procuración a su prensa, a barajar falsas posibilidades: esperando el oncejo de Seguridad de la ONU, al Parlamento europeo o al Tribunal europeo…
Mortal pérdida de tiempo.
Algún día se enterarán de que el Sahara, con o sin EE. UU o la UE, es y será siempre inquebrantablemente, marroquí.