Hablar de la calle Serrano de Madrid es hablar de la billetera. Calle Top para gente Top. Fácil pues pasear por sus aceras y ver escaparates de lujo. Espectáculo gratis pero la minuta te la reclama el psicólogo porque acabas acomplejado, atontado, cansado y mareado. Único sitio donde el cero cobra sentido. Amplitud de carretera y vida ilustre que bebió de su fuente, no deja indiferente a nadie.
Oficinas, chalet y embajadas se perfilan a lo largo de sus kilómetros. Buena visión de ubicación y de futuro tuvo el Consejero Ben Azuz en su día cuando recomendó instalarse ahí y establecer la Embajada. Lejos del mundo diplomático y de los trajes planchados, fui encomendado por mi gran maestro y Director D Said el Jadidi a acercarme a la misma para ver la posibilidad de concretar una entrevista con nuestro Embajador el Señor Fadel Benyaich. Sonrisas, saludos y abrazos, recibimiento típico marroquí, más efusivo aún cuando se trata de gente con un montón de años en medio sin estrecharse las manos. Otros sin embargo los nuevos, con una mirada inquieta ansiosos de saber los motivos de mi visita. Más sabe el diablo por viejo que por diablo, noto que están verdaderamente intranquilos y molestos. La causa era una chabola y un chabolista. Evidentemente desconocen el juego. Para los antiguos es ya tan aburrido y cansino. Sin ánimo de entrar al trapo, Me doy cuenta que la huella de los ilustres políticos, diplomáticos, periodistas, de antaño como vecina del barrio, se ha convertido en un chamizo de cartón y plástico de casi tres metros de largo. Faltaba un sofá y un enganche de luz para convertirse en vecino, ya se encargaran otros de darle el empadronamiento. La ocurrencia es de un marroquí del Laayoun que se ha levantado una mañana reivindicando a la Embajada un trabajo, una parcela de tierra en Marruecos y una cuenta bancaria con billetes pasar hacer Shopping por Serrano. Influencia de los célebres. Mientras unos lo trabajan, éste viene a chantajear con una huelga de hambre y fumando en todo momento. Sería también bonito mandarle una tele de 50 pulgadas y darle Wifi para estar bien servido. Y un Imam por si acaso.
A buen seguro, los de la Embajada tendrán cosas más interesantes e importantes que atender. Seguir trabajando por el interés común de nuestros dos países. Y el nombramiento del Señor Fadel Benyaich como Embajador así lo refleja.
La eficacia y la responsabilidad de la Policía Municipal de Madrid están fuera de cualquier duda. Me consta que están al servicio de cualquier ciudadano u organismo que los necesite. La Señora Alcaldesa de Madrid también. Pero esa imagen es deplorable e impensable hasta hace poco. Tirar al trasto el trabajo de rehabilitación, el prestigio de la calle y sobre todo la imagen de Madrid, como ciudad limpia y segura, en un momento actual cuando organiza la Feria de Turismo, sólo demuestra una ceguera irracional partidista de quien le toca velar por el uso que se da a la vía pública. No quiero imaginar lo que tendrá ahí, ni lo que pasará se estalle alguna cosa. Sobre todo porque es también el paso diario de unos niños hacia la escuela y de los mayores hacia la farmacia. La Policía Municipal está al servicio de todos, incluido el chabolista. No se debe politizarla al servicio de una visión retrógrada, partidista, sin fundamento ni razón. De Madrid, al cielo y un agujero para verlo. No lo convirtáis en Madrid al cielo y un agujero para hundirlo. La cordura y el tacto son imprescindibles.
Por otra parte, no hace falta recordar que la política exterior la establece el Gobierno de España. Pasar de alto, una chabola a medio paso de la carretera a escasos metros de la Embajada Marroquí denota unas ganas tremendas de volver al pasado. No os molestáis, tenemos aprendida la lección. Ya no más vuelta atrás.