Solo una opinión, te ruego que no caigas sobre mí. Dios sabe cuánto sufro al ver a un niño explotado, intimidado, golpeado…
A menudo, si no siempre, nos referimos a los textos de las convenciones internacionales sobre los derechos del niño.
Y eso es muy bueno
Y agradezco sinceramente a la sociedad civil, que vela por que estos derechos sean respetados y defendidos.
Un niño no debe trabajar. Ir a la escuela es su derecho más estricto. Hacer que un niño trabaje es un crimen. Todos estamos de acuerdo y es nuestro deber unirnos a sus defensores y hacer nuestra contribución, como ciudadanos, a esta noble causa.
Pero no tenemos que asegurarnos, de antemano, de la existencia de:
– escuelas y buenas escuelas PÚBLICAS;
– escuelas para aprender y no ser encarceladas;
– suficiente personal diverso esencial para la educación, la enseñanza y la administración que los gestiona;
– Servicios sociales que acompañan las familias de estos niños, generalmente pobres y muy pobres, además de perturbados psicológicamente;
– Y la lista es muy larga…
Sacar a un niño del taller donde trabaja, después de haber sancionado al empleador con una multa; luego dejar que el niño dé vueltas en círculos, se quede atrás, con el riesgo de encontrarse con él – sé de casos – completamente pegado con pegamento, sin trabajo, sin escuela …
Prohibir el trabajo infantil en aras de la forma, para que se presenten estadísticas oficiales a estos organismos internacionales…
Sería injusto por mi parte cerrar este modesto texto sin dar testimonio de unas pocas asociaciones muy raras, pero existen, que llegan hasta el final, que aseguran un seguimiento y que llegan incluso a ayudar a las familias.