Said Jedidi es periodista y escritor. Director de ingfomarruecos.ma y de conacebntomarroqui.blogspot y embajador de la Paz por el Circulo Universal de Embajadores de la Paz (Suecia/Francia)
En lo que es calificado por los observadores como otra tentativa de crear problemas entre Rusia y Marruecos como lo había intentado infructuosa y costosamente con España, el presidente de Argelia acaba de afirmar su “satisfacción por la identidad de puntos de vista con Rusia sobre el Sahara”.
En las democracias una grave alucinación de este tipo cuesta la destitución.
De hecho, en Moscú el hombre ha dejado muy mala impresión por su espeluznante sencillez, su ignorancia de los usos y costumbres diplomáticos y, sobre todo, de su escandaloso desconocimiento de las constantes de la política exterior de Rusia.
Decir lo que no existe no es delicadeza diplomática. Pero Moscú ha juzgado que el delirio del presiden te de Argelia ni siquiera merece reacción ni puntualización.
Putin y Rusia no ignoran que la junta militar argelina consagra el 25% de su OIB a tratar de desestabilizar a Marruecos. Un 20% al Polisario y el resto no alcanza a los argelinos que se han convertido con Tebboune y Changriha en un autentica y vergonzosa potencia de inmigrantes.
Sin apoya su invasión a Ucrania, Rusia y Marruecos mantienen excelentes relaciones, porque estas relaciones se basan en un escrupuloso respeto mutuo y una sincera cooperación en muchos dominios y no es ni podría ser una Argelia de Tebboune o Cochabamba que puedan crear problemas entre los dos países.
La divagación del presidente argelino ha sorprendido no solo a los rusos, sino incluso a los argelinos que saben pertinentemente que se trata de otro delirio de su presidente.
Rusia está íntimamente persuadida que el Sahara es marroquí y… punto.