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Sahara: Cortocircuito entre los amigos del separatismo en el Perú Por Hassan Achahbar

 

     El peruano Ricardo Sánchez Serra se había distanciado últimamente de los ataques a Marruecos. Mantuvo el suspenso durante varios meses, quizás para la reflexión. Pero volvió a la carga la pasada semana con o sin los tópicos de años anteriores.

     Los motivos de su supuesto alejamiento no son tan evidentes pero el cambio en sí es notable y merecedor de análisis ya que denota cierta perplejidad más que presunta rebeldía intelectual. Más allá de los vaivenes tácticos, ese cambio significa sin lugar a dudas un punto de inflexión en la posición del hombre autoproclamado representante universal del “pueblo saharaui” en el Perú.
     Por obvias y consabidas razones, ciertamente muy personales, el tal cambio que era impensable hasta hace un año atrás, plantea muchas preguntas en cuanto al por qué el amigo del “pueblo saharaui” decidió dar un paso al costado justo al llegar a Lima la separatista Jediyetu el Mohtar, enviada por el Polisario.
     ¿Afecta acaso el supuesto cortocircuito con la separatista el esquema propagandístico argelino en el Perú y en Latinoamérica? Cabe destacar aquí que Ricardo Sánchez Serra había cesado, repentinamente, los ataques habituales contra Marruecos precisamente cuando se anunció, a mediados de mayo, el envío a Lima de la separatista Jediyetu el Mohtar.
     El cambio coincidió, además y sobre todo, con el supuesto quiebre de lazos entre los miembros del llamado “Consejo peruano de solidaridad con la república saharaui” (Copesa o Coperasd), una entidad creada por iniciativa del propio Sánchez Serra hace cuatro años y dirigida por él.
     No importa el por qué ni el cómo se habría consumado el divorcio. Lo cierto es que el amigo del “pueblo saharaui” no aparece en la foto de familia tomada durante el acto de bienvenida a la separatista, organizado el 14 de julio por coligados del Coperasd, ahora encolumnados detrás del ambicioso Gary Ayala Ochoa.
      La traición no tiene madre ni padre. El inescrupuloso Gary Ayala, político sin partido, debió tener sus razones para intentar destronar a su jefe y hacedor. No será el único en el entorno de Sánchez Serra en tomar ese camino. Huele a ganancias, huele a maniobra de los argelinos.
     Gary Ayala protagonizó su golpe de palacio lanzando una entidad rival, la Asociación por la Vida y la Paz (Asvipaz), la que descuartizó las estructuras del Coperasd de Sánchez Serra y la que montó y organizó las actividades de la turista Jadiyetu en Lima en provincias.
     ¿Debe el gobierno de Marruecos desentenderse de este asunto que, por lo visto se contempla en el marco de una restructuración de los apoyos al separatismo, y de las demás medidas de presión ejercidas sobre el gobierno del Perú  (su ministerio de relaciones exteriores) y de otros países de la región como Chile, Colombia y Argentina?
 
 
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