El rey Mohamed Vi emprende desde hace semanas por etapas un periplo por algunos países del continente africano. Algunos de estos países, como Kenia, Etiopia o incluso Zambia son de alto riesgo para la política exterior del reino.

El Soberano ha realizado hasta ahora una increíble proeza si tenemos en cuenta los medios movilizados por Argelia y África del Sur para hacer frente a estos legítimos intentos de Marruecos y de su rey de reintegrar “su familia institucional” y su entorno natural.

Como botón de muestra, la sucesión de la actual presidenta de la comisión de la Unión africana, una auténtica y gratuita adversaria del reino a la que el mejor sucesor el ex secretario general adjunto de Naciones Unidas, el senegalés, Abdulhay Bayhily está encontrando muy serios problemas con la acción desestabilizadora argelino-surafricana por estar cerca de Marruecos.

Un botón de muestra al que se suman otros muchos que el soberano con su habitual sabiduría y clarividencia geopolíticas está contrarrestando de la manera más civilizada y menos conflictiva. Lo que parece exacerbar la hostilidad de Argel y Pretoria, las cuales en su afán de sabotear los esfuerzos marroquíes de integrar la organización continental de la que es fundador, no escatiman esfuerzo o acción algunos para alzarse como enemigos del reino y de África.

De donde la imperiosa necesidad de una movilización nacional para acompañar los enormes esfuerzos del rey y para responder a las incesantes maniobras de unos enemigos a los que Marruecos nunca ha hecho ningún mal.