Las inversiones marroquíes en África están en auge. Miles de millones se invierten en la construcción de dos unidades de abono en Etiopia y en Nigeria. A esto se suma un proyecto de gasoducto, cuyo trazado exacto, segun « Yabiladi » no ha sido revelado. Normal.
Las visitas reales a Adis Abeba y Abuja marcan un giro en la estrategia de las inversiones de Marruecos en el continente africano. Para un país, cuyos recursos financieros son limitados, los importes invertidos en muchos mega-proyectos son un hecho inhabitual: miles de millones de dólares están en juego. Bastaría citar el acuerdo firmado el 22 de noviembre pasado durante la visita del rey Mohamed VI a Etiopia para la construcción de una unidad de producción de abonos por la Oficina jerifiana de Fosfatos(OCP).
Una inversión que va a necesitar el equivalente global de casi 4 000 millones de dólares, asumidos, a casi a parte igual, por el gobierno etíope y la OCP, una primicia para el gigante marroquí de fosfatos. Etiopia es, por otra parte, un cliente del grupo. En octubre pasado la OCP se ha adjudicado un contrato para el abastecimiento de Etiopia en 587 000 toneladas de abonos.
Además Adis Abeba cuenta mucho sobre la OCPO para la modernización de la agricultura y el desarrollo del sector agro-industrial para incrementar la productividad y las exportaciones.
El pasado día 2 en Abuja, la OCP y su socio nigeriano Dangoter firmaron un acuerdo tendente a construir una plataforma de producción de abonos en Nigeria por un valor de 2 500 millones de dólares. Al dia siguiente los dos países se ponían de acuerdo para la realización de un ambicioso gasoducto entre ambos.
La ceremonia de oficialización del anuncio de dicho proyecto presidida por el rey Mohamed VI y el presidente Muhammadu Buhari, deja a entender que Marruecos ha tenido éxito precisamente donde había fracasado Argelia en el 2012.
Un proyecto de esta importancia necesita, en efecto, meses de negociaciones en secreto con representantes de los países concernidos a fin de que acepten que el gasoducto atraviese sus fronteras a cambio, naturalmente, de compensaciones.