Odón Elorza, diputado por Gipuzkoa (Guipúzcoa), País Vasco, preocupado, curiosamente, por el retroceso del idioma español en el Sahara, “ha presentado una proposición no de ley en la que solicita la apertura de un centro del Instituto Cervantes en los campamentos de la región de Tinduf para favorecer la expansión de la lengua y cultura española entre los refugiados saharauis”.
En la exposición de motivos, informa la agencia EFE, el diputado Elorza recuerda que el castellano « contó con gran arraigo » en el Sahara cuando el territorio fue colonia española, aunque el idioma sufrió un retroceso después de 1975 y « va perdiendo peso » entre la población que vive en los campamentos de Tinduf, donde se muestra un gran interés por el legado cultural que dejó España.
Según EFE, el diputado del Partido Socialista de Euskadi (PSE-PSOE) que hablaba en rueda de prensa en San Sebastián, ha puntualizado que las instalaciones del Instituto Cervantes en el desierto del Sahara deberán ser « sencillas y funcionales » y no requieren de « grandes costes ».
Cosa seguramente de desquiciados. No porque la PNL que presenta Odón Elorza sea novedosa o tenga algún resultado práctico ya que se trata simplemente de un acuerdo parlamentario no vinculante para el ejecutivo. Lo anecdótico es que el tozudo nacionalismo vasco lleva siglos quejándose contra el avasallamiento castellano y ahora ese cuentito que desde el corazón de las Vascongadas quiere promover el español hasta en un quinto pino del desierto argelino.
No importa si es fruto de inconsciencia o de la típica inconsecuencia del socialismo, vasco y no vasco. Es el oportunismo de los dirigentes políticos del PSOE que no han aprendido nada de la torpeza de su líder histórico Largo Caballero en su relación con el nacionalismo marroquí.
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