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Campamentos de Tinduf Por Dr. Mohamed Bouissef Rekab

Reflexiones

Dr. Mohamed Bouissef Rekab
Profesor/Analista

Según ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados), entre Siria, Sudán del Sur y Afganistán, suman el 57% de los refugiados que hay en el mundo, ubicados a través de numerosos países. No menciona para nada los campamentos de Tinduf (suroeste de Argelia), donde están las barracas de la miseria y de la desdicha.

Nuestra intención es presentar una imagen de lo que están pasando esas personas retenidas en las chozas de la desgracia en esa región desértica. Son hombres y mujeres mayores, niños y jóvenes que se consumen día tras día en el hambre y la sed en el marco de unas condiciones durísimas. Lo más impactante es ver a niños desnutridos y una casi nula atención médica para la comunidad en general.

En estas chozas levantadas en el desierto más inclemente, los habitantes de los campamntos de Tinduf malviven sin acceso a agua potable y sin una red de saneamiento que les permita vivir dignamente: la higiene brilla por su ausencia. Con decir que las letrinas son comunitarias, además de las duchas, les estamos ofreciendo un retrato del espacio donde se desenvuelven estas personas, que por si fuera poco, muy pocas de ellas tienen acceso a la educación. Casi todos los niños (hembras y varones) deben recibir formación militar para luchar contra un enemigo que no lo es –Marruecos está abierto para recibir a todos los habitantes de esa  inhóspita región y hacerles partícipes de la vida digna que conocen sus hermanos en el Sahara marroquí; los que pregonen lo contrario estarán disfrazando la verdad.

Marruecos no es el enemigo: los residentes en esos chamizos de mala muerte, tienen que darse cuenta de una vez por todas del engaño en el que están inmersos; saber que la Patria Madre los seguirá llamando un día y otro para que salgan de esa miseria y entren en el mundo de la higiene, de los cuidados médicos, de la alimentación sana… de una educación seria y digna para todos sus hijos a los que nunca se les inculcarán ideas de odio hacia nadie en la tierra que los vio nacer; tierra que deben defender según las líneas trazadas por SM el Rey Mohamed VI, por el bien de todos los saharauis sin distinción ninguna.

¿Es lícito mantener por la fuerza a esas miles de personas en ese lugar inhóspito y en esas duras condiciones?

¿Deben permanecer indocumentados toda la vida para que unos cuantos desalmados hagan su agosto con las ayudas que se envían a esa región? ¿Qué futuro les espera en esas chozas?

¿Cómo ofrecer seguridad alimentaria si casi todas las provisiones enviadas por las ONG,s del mundo se venden a negociantes africanos, nada más aterrizar en los aeropuertos argelinos? Esto se puede verificar en los mercados de los países limítrofes que exponen estos productos en sus tiendas sin inmutarse lo más mínimo.

Estos feísimos campamentos de Tinduf albergan a más de 173.000 personas –según cifras oficiosas- que conocen duras condiciones de pobreza, marginación y vulnerabilidad en el núcleo de un desierto estéril en todos los niveles. Sus ocupantes están llamados a irse de ese lugar e integrarse en el seno de una comunidad que les espera con el alma abierta. Donde las mujeres embarazadas podrán evitar graves anemias a causa de la falta de una alimentación equilibrada a base de productos básicos que sí se les van a conceder sin lugar a dudas al llegar a la Madre Patria; donde los niños podrán recibir educación y donde podrán aprender a jugar…

El llamamiento de Marruecos es firme: la Nación nunca marginará a sus hijos y les dará la bienvenida en todo momento.

 

 

 

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